Y como aquella canción de Gabinete Caligari, el sábado tomamos camino Soria por segunda vez para celebrarnos :) Eso sí, mi camino va más despacito porque no hay autobuses directos y con menos prisa aún cuando se te ocurre viajar un 25 de abril y al poco de salir de Logroño el bus tiene que parar en seco tras una peligrosa curva abismo arriba del río Iregua para no atropellar a la virgen de Tómalos y toda la comitiva que iban desfilando por mitad de la carretera (¡pa' habernos matao!).
Mientras esperábamos a que pasase la virgen con el niño, nos contó el conductor (que para saberlo tan bien, ya podía haber ido más despacio, porque por poco salimos todos volando) que la llevaban desde la ermita de Tómalos a Torrecilla y que en septiembre la volvían a pasear hasta Tómalos a pasar el invierno.
Estuvimos muy a gusto por Soria, pero qué frío hizo. Repetimos bares y la visita a Leonor al cementerio. Me regaló el libro El Lince ibérico en España y Portugal *] Si es que... estás siempre en todo, ayssss...
Aunque habíamos reservado habitación con una cama grande, nos la dieron con dos y bajamos a recepción a ver si nos la podían cambiar. Con las mismas nos subimos porque esta vez no quedaba ninguna libre :( Al irnos ya el domingo, nos atendió la misma recepcionista y nos preguntó a ver si nos tenía que cobrar algún extra. No -dijimos- y nos marchamos. Lo que nadie se imaginaba era que eramos nosotras las que habíamos dejado "el extra". No nos percatamos hasta que volvimos al hotel para recoger nuestras mochilas, y la misma recepcionista nos preguntó a ver si nuestra habitación había sido la 204, y al asentir, nos informó de que nos habíamos olvidado un camisón y que ahora nos lo bajaban. Yo los visualicé hechos una bola bajo la almohada y efectivamente, resultaron ser los dos, metiditos en una bolsa de plástico al uso (al menos no fueron las bragas). Al final hasta le cogí cariño a la pobre recepcionista, que no sé quién pasaría más vergüenza, si ella o nosotras (nosotras).
Ya en la estación las dos, un "chiste" verídico. Ella: - Sí, porque el azucarillo bla-bla-blá... y los pastelitos que tienen en la barra parecen muy finos bla-blá... claro, a lo mejor por eso se llama "York bus"...
Yo: - Claro... (Cara de pócker. No entiendo porque a ver qué pasa porque el bar se llame "George Bush"... no entiendo nada...)
Casi a la vez caigo en la cuenta y pienso, "Mantequería York" (donde desayunamos, donde venden mantequilla dulce y salada y un montón de cosas ricas), Chave no ha dicho "George Bush", sino York Bus, y a lo mejor es porque es de los mismos, de "York", ahora sí tiene sentido, juash! Y se lo cuento y ella no da crédito y se cree que le estoy tomando el pelo, que no le he podido entender "George" pero lo gracioso, es que no :]
Y mientras esperaba en Logroño al siguiente bus, seguí leyendo "Malena es un nombre de tango" y confirmo que nunca he tenido tantos orgasmos leyendo un libro como con éste. Lo poquito que me queda, me lo he dejado para el tren de mañana :)