De tiendas:
Yo no sé cómo lo hacemos pero llevamos una racha... Cada vez que nos compramos unas (o varias) bragas no se nos ajustan lo justo. Debemos de mirar "con el culo" -que se dice- ¡pero con el de la otra! Vaya, que Chave va con intención de comprarse unas para Ella y acaba regalándomelas a mí. Y yo, "tres bragas de lo mismo". Las compro para mí, pero de su talla (una de diferencia sólo, pero se nota) y terminan, claro está, entre su colección de ropa interior. No le encontramos explicación, pero al menos sí solución, porque la ropa interior no te la dejan devolver por mucho que les intentes convencer de que no la has usado.
Levantando el "campamento":
En los últimos momentos de estancia en el hotel, Ella ha adquirido la tendencia de hacer suya mi bolsa de la ropa sucia e introducirla en su maleta. Todavía no está claro que esa sea la tendencia predominante, puesto que tienen cabida y lugar otras opciones, aparentemente azarosas, como puede ser, por ejemplo, que a lo largo de los días vaya depositando parte de su ropa "sucia" en mi bolsa y que luego me la lleve yo toda junta en mi mochila. ¡Qué ganas de poder lavar juntas la ropa en el mismo támbor! :)
Con las camas de hotel:
Últimamente nos hacen caso y nos ponen cama de matrimonio. La de este fin de semana ha sido increíble. Era cuadrada pero redonda, vaya que nos perdíamos con los giros (que por otro lado, no es nada difícil teniendo en cuenta nuestro tamaño). Chave decía que era cama de "husos horarios", juash-juash!!!
Ayer por la noche:
Chave y yo de cañas en un bar de la Travesía del Laurel. En la mesa de al lado cinco "estudiantas-erasmus-guiris" haciendo (casi) lo mismo que nosotras: beber, comer, reír (besos) y no callar. Intercambiamos alguna que otra mirada de mesa a mesa.
Al cabo de un rato, abordaje de la "rasta-rubia-guiri" que nos pregunta entre sonrisas y en un perfecto castellano si tenemos támpax.
Digo yo: - ¡Uy! Pues igual sí. Y miro en el bolsillo exterior de cremallera de mi bolso.
Chave, "rasta" y yo con la mirada concentrada en el bolsillo en cuestión... Sí, sí, tengo estos dos -le digo y se los enseño- Coge el que quieras.
Yo ya roja como un tomate de huerta (No me había visto antes en una de éstas. ¡Qué poco mundo el mío!) cuando me suelta alto y claro: - ¡QUÉ GRANDES!!!
- ¿Qué??? ¿Que qué??? ¿Que qué grandes??? ¿Pero qué usas tú mi niña??? ¿Bastoncillos??? -pienso para mí, pero sólo sonrío (ya con una tonalidad granate remolacha que imagino por los calores que noto)- No sé, son Regular y Súper. Los hay más grandes aún... -Le digo y le tiendo el amarillo (el regular, sí) como quien ofrece un cigarro.
Lo coge, nos da las gracias y se vuelve con sus compañeras. Yo me quedo dándole vueltas y pensando en si no habrá sido una prenda o alguna broma que nos han querido gastar o...
Chave me comenta que en muchos países no usan aplicador y que por eso igual le habían parecido tan grandes. Ahhhhhhh, vale!!! Eso sí puede ser -le digo- Es que me estaba acomplejando. Ya me dejas más tranquila (Soy más maja... juash-juash!).
Poco después, nuestra "rasta" (con cariño siempre) desaparece de su mesa. Al poco reaparece tan contenta. Del WC viene, seguro. Cuando abandonan el bar, se despiden todas de nosotras. Creo que no le(s) ha disgustado tanto mi
támpax con aplicador. :)

Estaba dudando entre poner una foto de unos
támpax o ésta del finde
(tenía también otra que combinaba el finde con las bragas, pero esa mejor la guardamos para otra ocasión...)